


-¿Cómo andas de peso? -Me preguntó súbitamente la terapeuta que tiene unos meses dándome masajes. -¿Perdón? -Respondí extrañada con la pregunta. -Sí, es que siento que ya te tardaste en recuperar tu peso, te conocí embarazada y tenías más cintura que ahorita. #GULP No daba crédito, me quedé en una especie de shock, ¿en verdad me está diciendo esto? ¿Qué se contesta en estos casos? Me apresuré a responderle tratando de controlar la ira que, naturalmente, empezó a recorrer mis venas -Estoy trabajando en ello, recuperarse del segundo hijo no es tan fácil como lo es con el primero, apenas va a cumplir 4 meses mi bebé- y me fui.
Mientras caminaba hacia el baño con mi bata, todo tipo de pensamientos pasaron por mi cabeza: “¿qué le pasa?”, “es cierto, maldita maldición, tengo 5 kilos arriba”, “pero quién se cree para decirme eso si no le pedí su opinión”, “no tengo ni 4 meses de postparto”, “pero con Doménica (mi primera hija) a los 3 meses ya estaba en mi peso”, “no vuelvo a venir a masaje”, “seguramente quería venderme masajes reductivos, ¡vaya manera!, la voy a becar en mi curso en línea de Persuasión en Ventas, le urge”, “jamás me habían dicho gorda”, “¿estoy gorda?”, “¿me volverán a entrar mis sacos y mis pantalones?”, “¡a la fregada, me voy a comprar ropa nueva!”, “mejor no, voy a seguir usando mis sacos de antes que me aprietan para estar incómoda y motivarme a bajar de peso cada vez que intente subir los brazos y no logre pasar de los oídos como los bebés que no alcanzan a tocarse la cabeza, el otro día me pasó en un curso”, “pobres bebés, imagínate si les da comezón”, “me estoy desviando del tema… ¿en qué estaba?, ah sí, en que estoy gorda”, "qué poca que me dijo eso".
Hasta que llegué al espejo. Me quité la bata y me observé por unos segundos.
Aún invadida por una rabia que por segundos me generaba ganas de reírme de la situación y por otros ganas de llorar, me dije a mí misma: -Óyeme no, pero si yo me sentía bien conmigo misma, ¿por qué estoy sintiendo esto a raíz del comentario?, ¿en verdad le voy a ceder a esa mujer el poder de influir en mi autoimagen?, ¡sería absurdo!, cancelado cancelado lagarto lagarto, me opongo.
Me miré fijamente a los ojos en el reflejo del espejo como queriendo encontrar algo que no estaba pudiendo ver. Entonces, después de unos segundo me acordé de quién soy y paré en seco esas voces en mi cabeza que a manera de conjuros se disponían a convertirme en el tipo de mujer que no soy ni seré: aquella que se habla y se destroza a sí misma con una comunicación purulenta.
Le di un zape a la voz del amor propio que se me andaba atolondrando, volví a observarme en el espejo y puse mis manos sobre mi vientre. Le di las gracias por haber sido el nido perfecto para mis dos hijos. También agradecí a mis pechos que ya no están en el mismo lugar que antes, ¡y qué bendición!, porque me concedieron el gran regalo de la lactancia. Observé mis piernas y los “gorditos” en mi espalda y les agradecí con franca admiración la eficiencia y el esfuerzo para haberme sostenido y transportado con todo y mis chamacos durante tantos meses. Y así con cada centímetro de mi cuerpo mientras por mis mejillas rodaban lágrimas de gratitud (juro que no me fumé nada). Después le dije a mi cuerpo: -Gracias por ser mi aliado siempre, por triunfar conmigo en esta aventura de ser madre. Vamos a seguir trabajando juntos, ahora por vernos y sentirnos lo más saludables posible, pero no hay prisa, vamos poco a poco, vamos juntos. Te amo. En este momento recupero el poder para verme a mí misma desde mis ojos y no desde la mirada de los demás. Cerré los ojos, le agradecí a mi masajista en silencio y me vestí entre pequeñas risitas, como aquellas de una niña que se ríe consigo misma cuando se acuerda de sus travesuras.
Y luego pensé, ¡tengo que compartir esto! Porque sé que no soy la única sintiéndome así, hay tantos hombres y mujeres que necesitan trabajar en mejorar la comunicación más importante de todas:
La que mantenemos con nosotros mismos.


¡¿GORDA
YO?!

¿CÓMO PUEDO DESARROLLAR MI INTELIGENCIA EMOCIONAL?
Seguramente has visto o escuchado el término en alguna ocasión y tal vez hasta leíste el libro que puso de moda el término “Inteligencia Emocional”, pero... ¿realmente sabes cómo desarrollarla?
El primer paso, que también es la primera habilidad que la conforma, es la capacidad de percibir las emociones. ¿Qué dijo? ¡Así como lo lees! Ya sé que has de estar pensando “ni modo que no me dé cuenta cuando me enojo :angry: o cuando me siento muy alegre :grin:....” yo te pregunto, ¿sabías que puedes estar muy irritable por enojo y también por tristeza?
Muchas veces creemos que sabemos cómo nos sentimos, cuando en realidad nuestro organismo funciona casi en automático con base en los aprendizajes previos que ha ido acumulando por las experiencias vividas, sin que pudiéramos hacer algo -conscientemente- al respecto.
El reto de esta semana es que pongas atención en cómo te sientes, a profundidad, sin contestar “bien, gracias” en automático cuando alguien te pregunte “¿cómo estás?”, sino haciendo una pequeña pausa y haciendo un ‘escaneo express’ en tu cuerpo, percibiendo qué sientes y dónde lo sientes.
Si te das permiso de poner atención en PERCIBIR cómo se sienten las emociones en tu cuerpo, estarás dando el primer paso para desarrollar tu inteligencia emocional.
Recuerda que todas las habilidades que has desarrollado hasta el día de hoy, iniciaron con un pequeño primer paso y siempre puedes aprender más cada día, aprovecha el curso en línea "Reconcíliate con tus emociones" para conocer ésta y otras técnicas ¿estás listo?
Cuéntame cómo te fue: laura@pamelajean.mx
Curso en línea “Reconcíliate con tus emociones”
DURACIÓN: 4 horas divididas en 4 sesiones de una hora
FECHAS: 1, 8, 22 y 29 de abril de 8 a 9 pm.
IMPARTE: Laura Ballin Castellot
SEMBLANZA:
Psicóloga especialista en emociones, certificada por "NO VERBAL INSTITUTE" y en Lenguaje Persuasivo por LP:MO
¿DE QUÉ TRATA?
Ya logro identificar mis emociones, ahora... ¿qué hago con ellas? En este curso encontrarás técnicas y herramientas para hacer las paces con tus emociones y aprovecharlas a tu favor. Mejora tus relaciones y siéntete mejor contigo mismo, manejando tus emociones.
¡Aún puedes inscribirte! La inversión al curso es de $950 pesos o $47 dlls. En el momento en que te inscribas, te enviaremos los enlaces a las 2 sesiones anteriores que quedaron grabadas, para que te pongas al día antes de la siguiente que será el lunes 22 de abril de 8 a 9 p.m.(horario central de México). La cuarta sesión será el lunes 29 en el mismo horario, en donde podrás interactuar en vivo con tu instructora y plantear tus dudas. Tendrás acceso también a material descargable y al finalizar, se te entregará un diploma. Puedes pagar con tarjeta de crédito o débito, Pay Pal o a través de depósito o transferencia.
Puedes inscribirte en el siguiente link: www.pamelajean.mx/reconciliatecontusemociones
Cualquier duda que tengas, estamos a tus órdenes por este medio o por WhatsApp o teléfono al (55)63472711

LO QUE
APRENDÍ
DE UNA
LEONA
Una leona no compite, pues sabe que no es necesario. Se mantiene serena y en calma, pues conoce y confía en su gran fuerza. Sabe honrar la grandeza de otras leonas para hacerlas parte de su manada y dominar grandes territorios.
Una leona no ataca cuando se siente insegura, jamás desde el miedo ni la incertidumbre. Ella observa de reojo, analiza, se mantiene siempre alerta y perceptiva. Ataca sólo cuando es absolutamente necesario y lo hace para marcar límites con amor y desde una profunda seguridad interna. Después, inmediatamente regresa a su centro y proyecta una mirada compasiva.
Una leona seduce a hombres y mujeres con gracia y carisma. Cada movimiento, cada paso que da, lo hace en contacto con su energía femenina y sensual, pero maternal y protectora a la vez.
No es agresiva pues no necesita serlo, es suave y determinada al mismo tiempo.
No intenta parecerse al león, pues entiende que no deben ser iguales sino complementarios. El papel de ambos es fundamental.
Una leona no tiene que demostrar que es leona, simplemente se apodera de sí misma y se muestra como es.
