


CAUTIVA CON UNA VOZ PERSUASIVA
¿Sabías que en la voz tienes una herramienta poderosísima para persuadir, transmitir confianza y seguridad, ser verdaderamente interesante, mantener la atención de la gente y proyectar carisma? Aunque quizás cientos de veces te has referido al volumen o tono de voz de alguien como “molesto”, “aturdidor”, “sexy”, “atractivo”, etc., probablemente nunca te habías cuestionado qué es lo que tú transmites y proyectas a través de tu voz.
¿Sabías que tu voz afecta de tal manera la percepción que otros tienen o tendrán de ti, al grado de que podríamos decir que todos tenemos una “Imagen Vocal”?
Can can can…
Pues todo eso es cierto.
Nuestra voz tiene una faceta verbal que consiste en aquello que decimos, nuestras palabras, la estructura de nuestras ideas, nuestros argumentos… aspectos en los que normalmente nos enfocamos. Pero también tiene una faceta no verbal que consiste en la manera en la que decimos las cosas, misma que pasa de largo para la mayoría de la gente. Sin embargo, ésta segunda faceta, es aún más relevante que la primera. ¿Por qué? Sencillamente porque a través de las cualidades de nuestra voz, generamos una percepción que afecta inmediatamente la disposición que tendrá quien nos escucha, de creer o no creer, confiar o no confiar en nuestro mensaje.
Esto no quiere decir que lo que decimos no deba ser relevante y que vamos a descuidar la primera faceta, de hecho, nuestro objetivo principal al comunicarnos será lograr una congruencia absoluta entre cada una de las partes de nuestro mensaje, eso lo hará creíble y atractivo.
Pero enfoquémonos en la forma y descubramos este universo infinito de posibilidades que existe en aquella herramienta poderosísima (si la sabemos usar): nuestra voz.
¿A qué debemos poner atención? ¿Qué características de nuestra voz debemos conocer y aprender a gestionar? ¿Cómo aprovechar sus cualidades de forma eficaz?
Ahí te va… Los dos componentes principales de la Imagen Vocal son:
DICCIÓN
Cuando alguien te dice: “Chat@ tienes que articular mejor tus palabras, abre bien la boca al hablar porque no se te entiende, vocaliza…” se refiere precisamente a que tienes que trabajar en tu dicción.
La dicción tiene 3 características:
• Pronunciación: pronunciar con claridad y volumen la palabra completa.
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Práctica.
Para mejorar tu pronunciación, te recomiendo poner un lápiz de forma horizontal en tu boca y morderlo. La lengua debe quedar libre (aunque algo limitada) en la parte de atrás del lápiz. Ahora lee un texto en voz alta, lentamente, asegurándote de que cada letra de cada palabra se entienda bien. Si te atoras en una palabra, practícala una y otra vez hasta que sea comprensible. Normalmente esas letras que nos cuestan trabajo en este ejercicio, son las que solemos arrastrar al hablar. Esto sucede porque los músculos fonadores encargados de pronunciar dicha letra, no están bien ejercitados. Por eso, esta práctica te ayudará a fortalecerlos y mejorar tu pronunciación. El ejercicio puede resultar algo doloroso por un momento, pero es mágicamente efectivo, un minuto bastará para sentir un cambio significativo e inmediato. Hazlo diario un par de minutos o, al menos, antes de emitir un mensaje importante.
• Puntuación: puntuar mientras se habla para dotar al discurso de espacios e intenciones emocionales.
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Práctica.
Para mejorar tu habilidad de puntuación al hablar y lograr ser más claro, empieza por poner más atención en tu manera de escribir. Toma un curso de redacción, compra un libro sobre el tema, utiliza los signos de puntuación de forma consciente. Ten presente que la pausa que se genera tras una “coma” no es igual que la que acompaña a un “punto y coma” o a un “punto y seguido”. El trabajar con ello te ayudará a expresarte mejor tanto al escribir como al hablar, y transmitirás la imagen de una persona inteligente, culta y preparada. ¡Muchos pájaros de un tiro!
• Fraseo: hacer frases cortas, fáciles de asimilar y comprender. No poner siempre las pausas en el mismo lugar.
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Práctica.
Piensa antes de hablar. Habla más lentamente y estructura tus ideas. Expón un argumento, haz una pausa para permitir que tu interlocutor lo asimile, espera notar una breve retroalimentación verbal o no verbal por su parte que te haga saber que te está siguiendo, y continúa con la siguiente idea. ¡No hables como merolico! Recuerda que el que te escucha va dos pasitos atrás que tú pues tiene que llevar a cabo todo un proceso para lograr interpretar tu mensaje: oír, decodificar, conceptualizar y significar, contextualizar y comprender cada frase.
MODULACIÓN
Si piensas que tus comentarios son importantes, bien argumentados y fundamentados, estructurados, valiosos… y aún así sientes que la gente no te escucha, se distrae, te interrumpe, se pierde o se duerme, ¡tienes que trabajar con tu modulación!
Recuerda, no basta con ser relevante, hay que ser también interesante.
La modulación consta principalmente de 5 elementos. Conócelos, descubre tu potencial, explora, juega con ellos y utilízalos de forma consciente en todas tus conversaciones. Lo que deberás hacer es alternarlos, hacer variaciones y, con ello, evitar ser monótono y aburrido:
• Volumen: establece un volumen base, que sea lo suficientemente potente para que todos puedan escucharte. No es igual el volumen base con el que hablarías con un amigo en un café, que en una junta con 10 personas o un auditorio con 50. A partir de ahí, sube y baja el volumen para enfatizar tus ideas. Considera que utilizar un volumen bajo en determinados momentos, podría estimular la curiosidad de tu interlocutor o tu audiencia.
• Velocidad: igual que con el volumen, establece una velocidad base y a partir de ahí acelera o disminuye la velocidad en distintos momentos de tu charla. Tip: Aquello que la gente puede visualizar, de lo cual puede ir creando una imagen o película mental, puedes decirlo más rápido. Por ejemplo, si cuentas una anécdota o describes una situación. Usa detalles. Sin embargo, los conceptos abstractos que la gente no puede imaginar sino que debe de entender de forma literal, por ejemplo: “las cualidades de la voz se dividen en dicción y modulación, la dicción a su vez tiene 3 componentes y la modulación 5”, esos debes puntualizarlos de manera más lenta para que la gente pueda irte comprendiendo. Lo mismo cuando utilices datos duros como porcentajes, estadísticas, cifras, fechas, nombres, etc.
• Pausas: una pausa larga, utilizada en el momento adecuado, puede ser una aliada maravillosa para recuperar la atención de la gente, para generar intriga o curiosidad, para permitir a la gente asimilar o reflexionar sobre lo que acabas de decir, para sentir. Solamente ten presente que al guardar silencio con tu voz, mantén la mirada firme sobre tu auditorio o tu interlocutor y recuerda que tu cuerpo seguirá comunicando aunque estés callado. Decía Artur Schnabel –famoso y prolífero pianista austríaco- sobre la importancia de las pausas: “Las notas no las toco mejor que muchos pianistas, pero las pausas entre notas… ¡ah!, ahí es donde radica el arte”.
• Gama tonal: son los tonos (graves o agudos) que utilizas al hablar. Nos ayudan a transmitir emocionalidad. Cuida que tu tono no sea monótono, expresa tus emociones haciendo tu voz más aguda o más grave en determinados momentos.
• Intención: la intención nos permite ilustrar la profundidad, fuerza, tamaño, intensidad… de lo que decimos. Radica en la duración de la palabra y en la fuerza que imprimimos al decirla. Por ejemplo, no es lo mismo decir “tengo una casa muy grande” que decir “tengo una casa muuuuuuy grande” (la imagen mental de quien te escucha cambiará. De igual forma, resulta distinto decir “llegué lentamente y lo asusté” que decir “llegué leeen-ta-meeen-te y lo asusté”.
Una idea que ayuda y que te servirá de forma maravillosa para practicar e ir integrando estos elementos, es convertirte en un cuenta cuentos. Elige un cuento y nárralo empleando cada uno de estos recursos de forma exagerada dando voz a los personajes, al narrador, creando imágenes mentales solamente a partir de las características de tu voz. El exagerar los recursos te permitirá conocer tus posibilidades para poder emplearlas de forma más natural en una conversación. Si consigues a un niño pequeño que quiera escucharte y al terminar la historia lo ves entusiasmado, ¡quiere decir que lo estás haciendo muy bien! Sigue trabajando. Grábate para que puedas escucharte y te des cuenta cómo es que te perciben los demás. Recuerda que como tú escuchas tu voz, es distinto a como la percibe quien está afuera de tu cuerpo, pues la voz se transforma al viajar por el aire y llegar a oídos ajenos, a una bocina a través del micrófono o a una grabadora.


IDEAS PARA SUPERAR LA TIMIDEZ
La timidez es producto de la ansiedad a lo desconocido, inseguridad por el “qué dirán” pero llevado a niveles estresantes en donde colocamos la opinión de otros por encima de la propia, es incluso sentir flojera o fatiga por hacer el esfuerzo de interactuar con otros. Todo esto es la timidez. Entonces, ¿cómo erradicar esa ansiedad?
Primero que nada, me gustaría que identificaras de dónde proviene tu timidez:
Opción A: Crees que es parte de tu personalidad, que así les viniste a tus papás. Si este es tu caso, es muy probable que alguna persona de tu familia o tu círculo cercano que representaba para ti una figura de autoridad, te haya etiquetado después de un par de comportamientos tuyos, diciéndote que eras tímido (pudo haber sido directamente o de manera indirecta, quizá escuchaste a alguien describiéndote así), y bueno, le compraste la idea, te la creíste y adoptaste ese personaje que has estado interpretando una y otra vez con maestría. ¡El Oscar te deberían de dar!
Quizá tienes un hermano muy extrovertido que siempre acapara la conversación y es el centro de atención, así que tú decidiste destacar y ganarte la aceptación de tus seres queridos por otras cosas, normalmente relacionadas con comportamientos opuestos a la conducta sociable del extrovertido: ser muy culto, leer mucho, ser un gran matemático, armar rompecabezas, tocar un instrumento, etc. Ni modo, a ti te tocó ser el “introvertido”. ¿Es tu caso?
Opción B: Todos en tu familia (o casi todos) ¡son así! Tímidos, reservados e introvertidos… Así que eso es lo que aprendiste a ser y hacer. El ser humano aprende por imitación y, si tu única referencia de comportamiento ha sido actuar de esta forma, sería muy raro que tuvieras una personalidad completamente distinta a la de los otros ejemplares de tu especie. A menos de que hubiera llegado a tu vida, en algún momento, alguien que te inspirara y te enseñara una nueva manera de hacer la cosas.
Opción C: Proviene de una profunda inseguridad. Desconfías de tu capacidad, de tu habilidad y de ser merecedor de la aprobación y cariño de otros. En pocas palabras, tu autoestima es baja y debes trabajar en ella de con la ayuda de un especialista. Este es el único tipo de timidez que sí requiere (preferentemente) de una terapia, para que no acabes cayendo en relaciones codependientes, adicciones o depresión. ¡Pero hay una luz al final del camino, así que busca apoyo y anímate a reconstruir tu seguridad!
Ahora sí, vámonos con problemas recurrentes que me ha planteado la gente y exploremos sus soluciones:
PROBLEMA:
Me pongo demasiado nervioso al tener que hacer cosas nuevas, ir a sitios desconocidos o conocer gente distinta.
SOLUCIONES:
1-. ¡Oblígate! Y hazlo sabiendo que en un inicio no lo disfrutarás tanto como lo haría alguien que no es tímido, pero eventualmente te descubrirás a ti mismo, como diríamos en México: “flojito y cooperando”. Es decir, acabarás bailando al son que la música de la situación te toque, y disfrutarás cada movimiento y cada acorde pues, eventualmente, la situación dejará de ser desconocida y entonces dejarás de sentir ansiedad y nerviosismo. Cuando hagas esto repetidas veces, habrá un punto en el que perderás ese miedo pues tu mente sabrá que “las cosas acaban saliendo bien”.
2-. Aprende a confiar en tu capacidad planteándote retos y demostrándote a ti mismo lo hábil que eres para adaptarte y llevarlos a buen fin. Piensa en ello como un juego.
PROBLEMA:
Siento que me juzgan, me estreso constantemente por el qué dirán.
SOLUCIONES:
1-. El estrés es producto de una sustancia llamada cortisol. Cuando tenemos niveles altos de cortisol en el cuerpo entonces nos sentimos estresados. Dicho cortisol aparece en el cuerpo junto con la adrenalina cuando vivimos una situación de riesgo en la que hay que estar muy alertas (es decir, por factores externos), pero también funciona a la inversa, esto quiere decir que generamos cortisol cuando, por una falsa creencia, nos auto-estresamos constantemente (en este caso se trata de factores internos). Es el cuento de nunca acabar.
¿Cómo reduzco mis niveles de cortisol? En primer lugar, corrige tu lenguaje no verbal y actúa como si te sintieras en control y confiado. Con eso estarás enviando a tu mente señales de que “todo está bajo control” y que te sientes seguro de ti mismo (aunque sea al principio una mentira), entonces tu mente se relajará y dejará de producir esta sustancia en exceso.
2-. Checa estos tips que te ayudarán en este caso específico: 3 tips para convertirte en la persona más segura del mundo: http://ideasqueayudan.com/3-trucos-para-convertirte-en-la-persona-mas-segura-del-mundo/
PROBLEMA:
Me da flojera interactuar, prefiero ser un mueble… perdón, un observador nada más. ¡Ups!
Aquí hay de dos:
1. Te sientes cómodo siendo así, te gusta escuchar y disfrutas observar. Eres de un temperamento más bien analítico. Este comportamiento no representa para ti una limitante y te gusta ser así.
2. Hay ciertas cosas que valoras de esta conducta pues te han traído beneficios y ganancias secundarias, sin embargo te gustaría explorar la posibilidad de sentirte también cómodo participando e interactuando. Pues en ese caso, capitaliza tu gran habilidad para escuchar siendo un excelente terapeuta, asesor o amigo; pero también integra a tu vida la habilidad de conectar con otras personas y ser, algunas veces, el protagonista de la historia. ¿Cómo? Ahí te va…
SOLUCIÓN:
Una vez más ¡oblígate! Cuando empieces a platicar con esa persona comenzarás a generar en tu interior adrenalina, y ese bioquímico será el causante de que dejes de sentir fatiga y empieces a disfrutarlo y a sentirte muy emocionado. Simplemente oblígate a dar el primer paso, al rato ni quien te calle. Habla de lo que te apasiona y conecta con las emociones de los demás permitiéndote empatizar y sentir lo que ellos sienten.
PROBLEMA:
No me siento preparado en ese tema como para generar argumentos valiosos al participar. Me siento inseguro de mis habilidades y conocimientos.
SOLUCIONES:
Si tu timidez es producto de la falta de preparación, entonces hay algo que tienes que hacer antes de llevar a cabo los pasos anteriores (o durante, pero es importantísimo): PREPÁRATE. En todos los sentidos. Toma cursos, sigue construyendo y permitiendo la evolución y mejoramiento de tu ser, lee y practica, vuélvete el mejor en tu rango o mejor ponte a hacer otra cosa, haz algo que te apasione, sé el mejor en algo; es decir, sé sincero contigo mismo y ponte las pilas. Verás que el hacer esto te hará sentir mucho más seguro y entonces será más fácil vencer la timidez.
PROBLEMA:
No me hago escuchar. Lo que digo es valioso, estoy seguro, pero la gente se distrae o me interrumpe constantemente. Siento que no soy interesante y que mis comentarios no tienen importancia para los demás.
SOLUCIONES:
Vuélvete entretenido e interesante.
1-. Utiliza tu lenguaje no verbal para apoyar al verbal y expresarte de manera más elocuente: habla con tus manos, gesticula, ilustra con tu cuerpo lo que dices con tus palabras, modula tu voz haciendo cambios en el volumen, tonalidad, velocidad y pausas.
2-. Cuenta historias, anécdotas, y hazlo proyectando tus emociones. Permítele a la gente transportarse al lugar y momento en donde estabas contando detalles de lo que veías, olías, sentías, escuchabas… No se trata de repetir tus vivencias, sino de revivirlas junto con tus interlocutores.
